Flúor, el más reactivo de los elementos

El 26 de junio de 1886, el químico farmacéutico y profesor universitario francés Henri Moissan (1852-1907), conseguía aislar flúorF2(g), sin ninguna impureza. Veinte años después de obtenerlo, Moissan sería galardonado en solitario con el Premio Nobel en Química.

Henri Moissan. Imagen extraída de la Wikipedia.
Por supuesto, no fue el primero en querer aislarlo. Los intentos previos de aislar este elemento dejaron una estela de químicos muertos, los llamados “mártires del flúor”. De hecho, Moissan tuvo que interrumpir su trabajo por envenenamiento hasta en cuatro ocasiones.


El nombre del flúor proviene del latín, fluo, que significa fluir. Con esta palabra bautizaron en la edad media al “flúor espato”, un mineral que se utilizaba en las fundiciones para que el hierro se fundiera a menor temperatura y que también reduce la viscosidad del metal líquido, lo que lo ayuda a fluir con más facilidad a través de los canales y moldes. Como el flúor se aisló por primera vez a partir de este aditivo metalúrgico, a la que hoy en día nos referimos más a menudo como fluorita, se decidió dejarle como nombre la palabra latina del mineral. 

Flúor espato. Imagen extraída de pixabay
El flúor es una sustancia simple que presenta muchas dificultades para aislarlo debido a su alta capacidad para reaccionar con casi todos los metales (de hecho reacciona hasta con el vidrio del recipiente en el que lo contengamos). La frustración en su estudio llegó a plantear dudas acerca de si era un elemento o no. Su obtención, junto con otras tantas sustancias simples, gracias a la invención de la electrolisis a principios del siglo XIX apartó definitivamente aquella idea.

Celda de producción de flúor. Imagen extraída de textoscientificos.com
Gracias a estas nuevas sustancias descubiertas por métodos electroquímicos, se fue afianzando la tabla periódica de elementos químicos, con la que Dimitri Mendeleyev pretendía poner cierto orden en el mundo químico, allá por 1869.

Obtención electrolítica. Imagen extraída de Enroque de Ciencia

Además de su acusada actividad química al ser extraído de un compuesto, lo que hace que al instante se combine con alguna otra sustancia con la que entre en contacto, su manejo implica un peligro que exige extremo cuidado en su manipulación, especialmente cuando se une con el hidrógeno que contiene el agua y que da lugar al ácido fluorhídrico. Este ácido correo cualquier material de laboratorio con el que entra en contacto, además de atacar al tejido orgánico expuesto a él, principalmente los pulmones y los ojos. 

Imagen extraída de quimitube
Y entonces, ¿me estoy envenenando cada vez que me lavo los dientes con pasta que contiene flúor?
Imagen extraída de algoestacambiando
No, tranquilos, el flúor no nos está corroyendo por dentro. En los productos destinados a entrar en el cuerpo humano no se utiliza flúor puro ni ácido fluorhídrico sino compuestos inertes como el fluoruro de sodio, que puede consumirse en cantidades moderadas sin problemas.

Fluoruro sódico. Imagen extraída de Vida natural y saludable
Después de que se notara que en los lugares donde el agua presentaba más flúor de manera natural, la gente sufría menos problemas dentales, se empezó a tratar el agua con este elemento para mejorar la salud bucal de la población con un coste muy bajo. 


Si te has quedado con ganas de saber más cosas sobre el flúor no puedes perderte el siguiente vídeo de Javier Santaolalla, uno de nuestros físicos favoritos.



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